Empecemos por señalar que hay tres elementos implicados en este asunto:
1. La base epistemológica subyacente a la teoría de las competencias.
2. La propuesta pedagógica concreta.
3. El marco social, económico y político en que surge.
Las competencias nace del constructivismo filosófico (también llamado radical o epistemológico o relativismo) no del constructivismo pedagógico. Para el constructivismo filosófico, la realidad depende de la construcción mental del observador, la cual, a su vez, se basa en las experiencias personales. De manera que para esta perspectiva la ciencia no busca la verdad, ni el conocimiento objetivo, porque existen tantas verdades como observadores haya.
Para Piaget y Vygotsky, la existencia del mundo real u objetivo no estaba cuestionada. La pedagogía debía llevar al estudiante hacia el conocimiento (como fin último de la educación) mediante una serie variada de técnicas en la que el educando es ente activo para que vaya construyendo ese conocimiento a partir de experiencias concretas y compresibles para él:
los conceptos se adquieren más fácilmente y más eficazmente cuando durante el aprendizaje el educando pasa por un proceso de (re)construcción de conocimientos
, por su participación en un proceso hipotético-deductivo, dice Hirtt.
Para el constructivismo filosófico, lo que está en construcción no es el conocimiento, sino la propia realidad. Desde esta perspectiva la realidad es hasta cierto punto inventada (por las experiencias anteriores, las percepciones y los datos empíricos). Nunca se podrá llegar a conocer la realidad tal como es, o sea, nunca habrá conocimiento objetivo. Esta perspectiva se remonta a Kant y hasta el subjetivismo extremo. En ella han trabajado epistemólogos muy reputados en las universidades del siglo XXI: Watzlawick, Glaserfeld, Prigogine, Luhman, Morin y Maturana.
El objetivo central de la educación, para el constructivismo piagetiano, era el conocimiento, es decir, la comprensión del mundo (natural y social) mediante conceptos que el educando iba construyendo con una batería de técnicas propuestas por el docente que llevan al estudiante a resolver problemas. Aquí las técnicas pedagógicas son un medio para un fin: el conocimiento.
En la educación por competencias, el conocimiento como tal deja de ser el objetivo central del proceso educativo, y pasa a jugar un papel secundario, dándose prioridad a las técnicas, las cuales pasan de medios, para convertirse en el objetivo prioritario de la educación. Eso es lo que está detrás del famoso slogan de: saber hacer.
La educación por competencias se carga de un plumazo todo lo que en la educación procuraba la comprensión de la realidad, al calificarlo como saberes muertos, sin valor (ni de mercado, ni moral). De manera que es más importante, para las competencias, que el estudiante sea capaz de manipular un data-show, a que haya comprendido cabalmente los conceptos centrales de las ciencias naturales y sociales.
El corazón de las competencias, y el objeto de la evaluación, no son los saberes (conocimiento), sino las actitudes y el comportamiento del estudiante: responsabilidad, eficiencia, iniciativa, ejecución, trabajo en grupo, adaptación a circunstancias cambiantes, etc.
Para el debate pedagógico, que es el que nos interesa ahora, el problema del constructivismo filosófico es que desdeña el conocimiento (en el cual no cree) como objetivo último del proceso educativo, y cambia el acento hacia los procedimientos, las metodologías, las actitudes y aptitudes subjetivas del educando, como fin primordial de la educación. De ahí deriva que se valore más la capacidad del docente de desarrollar programas analíticos por competencias que su real capacidad para transmitir conocimientos.
Tambien se puede decir que
El concepto de educación basada en competencias (EBC) es un modelo de aprendizaje que prioriza las competencias que adquieren los alumnos por sobre el tiempo que pasan en clase.
El concepto de EBC no es nuevo, pero en los últimos años ha ganado popularidad. Surgió en la década de 1960 en los Estados Unidos como una reacción ante la inquietud de que a los estudiantes no se les estaban enseñando las habilidades que necesitarían después de graduarse. Hoy en día, las instituciones académicas de todo el mundo buscan mejorar la forma de medir el éxito de los estudiantes y asegurarse de que todos tengan acceso a la educación. ¿Cómo puede ayudar la EBC?
La fórmula para medir el éxito es muy diferente en los modelos tradicionales de aprendizaje. El tiempo en clase es fijo (un semestre, por ejemplo) y el dominio de una habilidad o disciplina es variable (según una evaluación al final del período, por ejemplo).
En un modelo basado en competencias, esto funciona precisamente al revés. Los estudiantes son evaluados según el dominio que tienen de las habilidades y/o los resultados de aprendizaje que obtienen. Por eso, el ritmo de aprendizaje es mucho más individualizado. Y hasta se puede acelerar considerablemente.
En la actualidad guatemalteca la educaion por compètencias en su mayoria es considerada solamente como un requisito para los docentes o facilitadores de la educaciòn para llenar sus programas de cursos, debido a que en raras ocasiones las competencias planteadas en las mismas se llevan a cabo o se tomana el tiempo de poder platicar o dar a conocer la importancia de las competencias o de siquiera poder llevar las a cabo.
Las competencias en las instituciones de enseñanza media son raras veces tomadas o evaludadas al final de un curso dejando al aire si verdaderamente se tomaron en cuenta o solamente se colocaron para llenar espacios en la planificacion docente y estas son verdaderamente tomadas en cuenta hasta el niver univercitario donde la mayoria de los estudiantes conocen ¿què son? y ¿para qué que se utilizan?
Bibliografía
Bibliografía
- https://www.d2l.com/es/blog/cinco-razones-para-adoptar-la-ebc/
- http://www.sinpermiso.info/textos/la-educacin-por-competencias-y-el-neoliberalismo